En
un tiempo remoto, sucedió una guerra entre dos pueblo vecinos, Creta
y Atenas. Creta salió victoriosa. El rey de la isla, Minos, le
pidió cada dos meses durante nueve años a Atenas que mandara siete
mujeres y siete hombres para que el Minotauro, monstruo mitad hombre
mitad toro, se los devorara.
El
Minotauro, era hijo de la esposa de Minos que lo había engañado con
un toro blanco enviado por el dios Poseidón porque no habían
querido sacrificarlo a los dioses, y así, por esa venganza, había
sido engendrado el famoso Minotauro.
Minos
le había pedido a Dédalo, que era un arquitecto, un laberinto para
poder encerrar a la bestia ya que le daba mucha vergüenza admitir el
engaño que había sufrido.
Luego,
un valiente ateniense llamado Teseo, el hijo del rey Egeo, se ofreció
como tributo así lograba parar las muertes de más mujeres y
hombres.
Teseo
fue al palacio a hacer un trato con el rey de Creta, le fue a rogar
que si él mataba al Minotauro, Minos no le pediría más tributo a
Atenas.
Luego,
Teseo se encontró con Ariadna que era la hija del rey de Creta, la
cual le dio un ovillo mágico para atarlo en el dintel de la puerta
del laberinto y no perderse.
Teseo
entró al laberinto. Luego de caminar por el lugar, escuchó el jadeo
de la bestia y el crujido de las puertas. Se encontró con el
Minotauro, le clavó la espada en la espalda y lo mató.
Teseo
fue al palacio del rey Minos, le comunicó la noticia y se fue con
Ariadna.
Lucas Rocha